“Estoy muy decepcionado con la decisión de hoy de desmantelar una política con la que, por más de 20 años, los estudiantes de Texas que crecieron aquí han tenido una oportunidad justa de acceder a la educación superior.

Estos estudiantes son parte de nuestras comunidades. Han ido a nuestras escuelas, jurado a la bandera y jugado en los partidos intercolegiales. Muchos no conocen otro hogar que Texas. Negarles la posibilidad de pagar la matrícula de residentes del estado perjudica su futuro y debilita al estado de Texas. Según expertos en el tema, las pérdidas del estado podrían ascender a 400 millones de dólares. Eso se traduce en menos graduados, menos trabajadores capacitados y más presión sobre los servicios públicos.

El milagro texano surgió del trabajo arduo de personas de todos los contextos socioeconómicos. Darles la espalda a estos alumnos socava ese legado y nos hace retroceder”.

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