"Las escuelas públicas son la columna vertebral de nuestras comunidades. Los padres saben que siempre pueden mandar a sus hijos a la escuela pública y que tienen la garantía de que recibirán una educación de calidad que los ponga en el camino del éxito.

Las escuelas públicas también están sujetas a requisitos estrictos y pruebas estatales, de lo cual depende el éxito o el fracaso del distrito escolar. Las escuelas privadas no tienen estas mismas obligaciones. Pueden discriminar a los estudiantes por un abanico de razonas, como una discapacidad. La mayoría de los estudiantes que van a la escuela en una zona urbana, como en mi distrito, son estudiantes que pertenecen a minorías. Tratar distinto a las escuelas privadas y darles fondos públicos sin condiciones es insensato.

Mi voto en contra de SB 8 es un voto para garantizar que nuestros fondos se sigan invirtiendo en la educación pública. Los fondos estatales no deberían ir a las escuelas privadas, en especial cuando no tienen que cumplir los mismos requisitos que las públicas. Este proyecto establece una división rígida entre ricos y pobres. Tenemos que frenar esta campaña que beneficia a escuelas privadas opulentas y tenemos que financiar plenamente a todo el sistema educativo público.

"Este proyecto es uno de SEGREGACIÓN ESCOLAR: SEPARADOS, PERO DECIDIDAMENTE NO IGUALES".

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