Los legisladores analizan la respuesta del estado a las inundaciones del 4 de julio
(AUSTIN) — El miércoles, miembros de la Cámara de Senadores y de Representantes dedicaron todo el día a escuchar declaraciones de las autoridades encargadas de la respuesta de emergencia del estado sobre las cosas que salieron bien y mal en la manera en que se respondió a las inundaciones catastróficas que azotaron el Hill Country de Texas en la madrugada del 4 de julio, en las que fallecieron 137 personas y 2 todavía siguen desaparecidas. El primero en declarar fue el director del Departamento de Manejo de Emergencias de Texas, Nim Kidd, quien presentó una cronología detallada de lo que supo cada agencia y sus autoridades y cuándo lo supieron. El funcionario describió el panorama de una situación que empeoró con rapidez, cuando a la mitad de la noche cayó una cantidad de lluvia torrencial mucho más grande que la que había anticipado el Servicio Meteorológico Nacional. La velocidad a con la que ocurrieron las inundaciones fue impactante. El Servicio Meteorológico Nacional declaró la emergencia de inundación repentina a las 4:03 de la mañana. Apenas 17 minutos después, el río Guadalupe alcanzó la categoría de inundación grave cerca de la comunidad de Hunt en el condado de Kerr. A las 5:10 de la mañana, el río superaba la crecida máxima histórica por al menos un pie; el agua seguía subiendo cuando en sensor de inundaciones dejó de responder. En apenas 45 minutos, el río creció 26 pies.

El jefe del Departamento de Manejo de Emergencias de Texas, Nim Kidd, presentó a los legisladores información sobre la respuesta del estado a las inundaciones catastróficas que azotaron el centro de Texas el fin de semana del 4 de julio.
Si bien el hecho de que las inundaciones ocurrieran de madrugada, cuando todo el mundo dormía, exacerbó el problema, los ingredientes para el desastre estaban presentes hace días. Restos de la tormenta tropical Barry confluyeron con un grupo de tormentas eléctricas de desplazamiento lento sobre el centro de Texas, lo cual creó las condiciones perfectas para las lluvias históricas. Esa región del Hill Country es una de las peores del país para las tormentas repentinas: el terreno, los barrancos empinados y la gran cantidad de cursos de agua son la configuración ideal para que se produzcan inundaciones repentinas. Con la caída de 20 pulgadas de agua en apenas unas pocas horas, las inundaciones catastróficas se volvieron inevitables.
Los pronósticos meteorológicos nacionales subestimaron la cantidad de lluvia que caería. Un día antes, los pronósticos nacionales habían previsto entre una y dos pulgadas de lluvia, y la posibilidad de hasta cinco pulgadas concentradas en algunos lugares específicos. Al día siguiente, se revisaron las pulgadas previstas —se pronosticaron apenas algunas más—, pero las zonas afectadas abarcarían 35,000 millas del oeste y centro de Texas, un terreno de un tamaño comparable a todo el estado de Indiana.
Cientos de vidas se salvaron gracias a la acción de los trabajadores de emergencias, pero no sólo de la División de Manejo de Emergencias de Texas, sino del Departamento de Seguridad Pública de Texas, el Departamento Militar de Texas, Parques y Vida Silvestre de Texas, socorristas de todas partes del estado y del país, y, según Kidd, los diecisiete mil voluntarios de todo el estado que se presentaron para ayudar. El gobernador Greg Abbott declaró zonas de desastre a 30 condados en total, de los cuales 15 solicitaron ayuda federal hasta el momento. Kidd dijo que alrededor de seis mil residentes afectados pidieron ayuda a través de la Agencia Federal para Manejo de Emergencias.
Además, señaló algunas zonas donde la respuesta estatal tenía que mejorar. De igual manera que con respuestas a catástrofes anteriores, el problema principal fueron las comunicaciones, ya que muchas agencias tuvieron dificultad para si quiera hablar con otras agencias con distintos protocolos de comunicaciones. Kidd también expresó que querría que los coordinadores de gestión de emergencias locales reciban más capacitación sobre cómo responder ante desastres.
La audiencia del miércoles se enfocó en la respuesta del estado, pero los comités viajarán a Kerrville la próxima semana para escuchar declaraciones de los residentes y las autoridades del lugar sobre cómo vivieron la inundación y respondieron a ella. El miércoles, los legisladores estatales fueron casi todos elogiosos de la respuesta y la competencia de las autoridades locales durante la emergencia. Una vez concluidas las dos audiencias, cada cámara trazará un plan para ayudar a la región a recuperarse y encontrar formas de evitar o mitigar futuras inundaciones. Si bien todavía no se conoce la ayuda económica que el estado enviará a los condados afectados, el contralor interino Kelly Hancock le dijo a los legisladores el martes que tenían 3,100 millones de dólares en efectivo a su disposición hasta fines de agosto.
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