Comité considera más cambios a la remuneración de atletas universitarios
(AUSTIN) — El martes, el patrocinador de un proyecto de ley tratado en el Comité Senatorial de Educación Inicial, Media y Superior señaló que Texas deberá volver a actualizar las leyes que regulan el uso del nombre, imagen y semejanza de los atletas universitarios, en vista de un acuerdo judicial pendiente que podría modificar el estado de las cosas. Un fallo de 2021 de la Corte Suprema abrió la puerta a la posibilidad de pagarles a los atletas universitarios. Sin embargo, sin una orientación por parte del gobierno federal o la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA), los estados quedaron a cargo de decidir qué políticas implementar, lo que ha llevado a las legislaturas estatales a competir por las leyes más permisivas o arriesgarse a quedar fuera del atletismo universitario. Según el senador Brandon Creighton, de Conroe, presidente del comité, hasta que el Congreso Nacional o NCAA implementen reglas nacionales, los estados tendrán que tomar sus propias decisiones. “Tenemos que seguir trabajando ―especialmente con acuerdos como este― para aplicar cualquier sentido común y uniformidad posibles a lo que se ha considerado tierra de nadie en materia de nombre, imagen y semejanza y el pago de los atletas universitarios”, dijo.
El tema en cuestión es un acuerdo inminente en el caso House contra NCAA, en el cual los demandantes buscan miles de millones en daños y compensación retroactiva para los atletas desde el año 2016. Se espera que el acuerdo involucre la distribución de ingresos por derechos de transmisión, venta de entradas y otras fuentes. Esto colocará a las universidades en el centro del sistema de nombre, imagen y semejanza, y el Proyecto de Representantes 126 modificaría la legislación de Texas en consecuencia. Conforme a la ley actual, los acuerdos por nombre, imagen y semejanza funcionan con bastante independencia de las universidades. Las instituciones no firman acuerdos directos con los deportistas por nombre, imagen y semejanza ni pueden prometer dinero por este negocio como técnica de reclutamiento. Este proyecto de ley permitiría que las universidades hagan ambas cosas, si bien con algunas salvedades. Si una universidad firma un acuerdo por uso de nombre, imagen y semejanza con un deportista, este no puede recibir dinero por ese acuerdo hasta que no esté inscripto en la universidad. La medida también permite que las universidades modifiquen la política si surgen nuevas reglas o cambios, lo cual les permite tomar decisiones más allá de lo que autorizan las leyes estatales. Así, tienen pueden maniobrar este tema fluido y volátil en el plazo de un año y medio entre sesiones legislativas.
Creighton impulsó la legislación de 2021 que creó el marco para que las universidades de Texas compensen a sus atletas por uso de su nombre, imagen y semejanza, un concepto que en un principio le generaba sentimientos entre negativos y ambivalentes. “Cuando presenté el proyecto ―mi proyecto― estaba en contra, y cuando llegó al comité me sentía neutral”, dijo Creighton sobre la medida de 2021. “La situación había cambiado… y tuvimos que elegir entre quedarnos al margen o actuar para implementar la mejor política posible para el estado de Texas y nuestros atletas universitarios”. Desde entonces, ante la ausencia de directrices superiores, el estado ha tenido que ajustar estas leyes cada sesión legislativa.
También el lunes ante el comité se trató una medida que prohíbe el uso de teléfonos celulares en las escuelas públicas. Con anterioridad en la sesión, el Senado había aprobado un proyecto que prohibía el uso de dispositivos electrónicos, como teléfonos o relojes inteligentes, durante las horas de clase, pero el Proyecto de Representantes 1481, de la representante Caroline Fairly, patrocinado también por Creighton, extiende la prohibición a todo el día de escuela. Creighton citó estudios que muestran que, en promedio, los estudiantes usan el teléfono una hora y media de las seis horas y media que dura el día escolar. “Si los estudiantes no prestan atención en clase ni se conectan con sus compañeros en el almuerzo o se la pasan preocupándose por el mundo digital más que por su educación, entonces los estamos predisponiendo al fracaso”, dijo Creighton a los legisladores. Al igual que el proyecto de la Cámara Alta, el de la Cámara Baja permite que los distritos locales decidan cómo implementar la política y esta debe contemplar adaptaciones para estudiantes que necesiten usar su teléfono u otros dispositivos para monitorear problemas de salud o como parte un plan de educación especial.
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